Y ahora sí y como se suele decir,
todo lo bueno llega a su fin. Y no diré que fue sencillo, porque detrás de ésta
y otras entradas se esconden muchas horas de trabajo, pero sí que mereció la
pena. Y, al fin y al cabo, ese es el recuerdo que nos queda cuando pasa el
tiempo.
Pero para no dejarme nada, iré
por partes. Como creo que ya he comentado en otras ocasiones, empecé el curso
con ganas – reconozco que el hecho de que fuera gestionado por el área del
INTEF en el que trabajo actualmente como becaria algo tuvo que ver –, pero también
con la incertidumbre de no saber si estaría a la altura. Las semanas fueron pasando
y poco a poco, como habéis podido ir observando, fuimos conociéndonos un poco
más y de inmediato, deslavazando cuales debían de ser las destrezas y/o
habilidades que debía poseer todo buen tutor de formación online.
Empezamos con las infografías, a
las que terminaríamos recurriendo en diferentes ocasiones a lo largo del curso –
y para las que reconozco no tengo un don especial, ¡qué se le va a hacer! –. También
nos abrimos un e-portfolio, que como podéis comprobar en mi caso fue alojado en
la plataforma de Blogger, mientras que algunos de mis compañeros optaron por
Wordpress. No seré yo quien ponga en duda que la estética de esta última es
mejor, pero también es verdad que para una novata en este mundillo como era yo,
la opción más sencilla para empezar era por la que finalmente me decidí. Pero
no se trataba sólo de aprender a hacer infografías o publicar periódicamente un
par de entradas en nuestro blog, este curso va mucho más allá. Así pues, poco a
poco fuimos aprendiendo cómo debe de ser la comunicación de un tutor en línea
con sus alumnos, cómo dinamizar un evento en directo, cómo curar contenido, cómo
trabajar de forma colaborativa en línea, qué era el PLE y cuál era el nuestro, qué
es Procomún y su valor pedagógico, cómo se realiza un informe final de tutoría
o qué series nos gustan más. Porque sí, los cursos en línea están orientados a
la adquisición de nuevos contenidos y competencias, pero también cuentan con un
espacio más informal, donde entablar una conversación más relajada con el grupo:
la cafetería.
¿Y qué me llevo de todo esto? Me
llevo algo que no son ni herramientas ni contenidos, que al fin y al cabo
podemos encontrar surfeando la red, y es un gran ejemplo de tutora: Belén Rojas
(@BRojasRuiz). Es el vivo ejemplo de que la ilusión por lo que haces puede llegar
a alcanzar, incluso, a aquéllos que inicialmente se mostraban reticentes a hacer
el curso, y de hacer que, con sus palabras de aliento, también aquéllos que estábamos
interesados no nos relajáramos en momentos determinados. A ti, que sé que leerás
estas líneas la primera: GRACIAS :)
Retomando los aprendizajes anteriormente
aludidos, y por lo que respecta a la aplicabilidad que todo ello puede tener en
mi futuro inmediato y el que no lo es tanto, destacar la curiosidad por seguir
formándome en este campo de la tutoría en línea. Como docente de profesión confío
firmemente en el aprendizaje continuo, y en esta ocasión no iba a ser menos ;)
Y quién sabe si algún día, tú, que estás leyendo estas líneas podrás ser uno de
mis tutorandos. El tiempo dirá…
¡Por cierto! Os había dicho unas
líneas más arriba que no se me daba especialmente bien hacer infografías, y no
os mentía. Pero también os he contado muchas veces lo que me gusta superarme.
Por eso he realizado una infografía para poner el broche final a este curso o,
mejor dicho, a mi paso por él.
Elaboración propia - CC BY NC SA 3.0
Begoña :)
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